Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

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martes, 11 de marzo de 2014

Alcohol con mariposas.

Llego a casa y están las maletas hechas, los armarios vacíos, sólo quedan los pelos de los animales, y ni rastro de ellos. Me preparo un daiquiri pero sin zumo ninguno, y me hundo en el sofá esperando a que el cielo deje de humear miedo y prisas.
Y me acabo la botella, los hielos, y sigo esperando...
Es una torre medieval, pero con las piedras más nuevas que mi móvil, miro hacia la ventana y la veo a cien metros de mi, más pequeña que mi mano derecha, y entonces, no sé como, me he vuelto más pequeña que un insecto. Todos nos hemos vuelto insectos.
Mi familia, mis amigos, mis no tan amigos, estamos ahí cada grupo en una torre mirando cada uno su ventana, y convirtiéndonos en insectos.
Y entonces una voz en off nos ordena, nos avisa, nos calma, nos cuenta... La única manera de salir de allí es volando, y solo la mariposa tiene alas, cada grupo posee una mariposa, y cada grupo, debemos matar a la mariposa para poder salir volando, y puedes creer que lo hacemos, ningún grupo duda mas de dos minutos si hacerlo o no, escucho el ruido de sus alas arrancadas de su cuerpo, y como ascendíamos hasta la ventana, con un insecto menos. 
Dejamos de ser insectos, o no, quién sabe, pero todo está a escala. Empieza a llover y con la lluvia todo se deshace, vemos a los demás grupos, y nos damos cuenta de que estamos compitiendo aunque nunca hayamos querido ganar nada.
Empiezan a llorar, oigo gritos de miedo por todas partes y me desoriento, me gritan corre, y corro hacia adelante, porque no hay otra forma de correr.
Y entonces veo como los que lloran se deshacen como la arena, se mueren, y es que por lo visto no puedes llorar si quieres vencer al contrincante. Y me posee el miedo.
Nos refugiamos en rocas huecas y solo quedamos tres, mientras miro a los demás aguantándose las lágrimas, y yo busco, una salida, un apoyo, un sentido. 
Y no hay nada.
Y salgo, aunque me dicen que no es muy inteligente, yo no me ofendo, nunca fui la empollona de clase.
Intento ir con los "contrincantes" y me miran con odio, pero un odio plastificado, un odio que ni ellos ni yo habíamos creado. Las rocas se van deshaciendo poco a poco, y por mucho que les diga que se refugien en la mía, no vienen.
Y lloran y entonces mueren. Desaparecen.
Y recuerdo a la mariposa, y veo el amanecer y sé que esto solo ha empezado, no sé quien va a sobrevivir, pero no quiero llegar a saberlo nunca.
Deja de llover, y yo me aguanto las lágrimas mientras sigo avanzando, esperando a quién sabe qué.
Me despiertan los gritos de mi familia entrando por el portal.
Ojalá, todo esto también fuera solo un sueño.


2 comentarios:

  1. Tienes una gran expresividad en tus textos, yo diría fruto de un estudio programado de la escritura, porque es fantástica. El uso de metáforas -todo el texto lo es, en realidad-, ese estilo de recordar palabras o ideas de dos párrafos anteriores, que hacen al lector volver a ese momento del texto, en fin que cada vez que leo tu post se me ocurre un río de sensaciones y reflexiones.
    Entre otras, tangenciales, el de hoy, con eso del daiquiri sin zumo, jajajajaja, me ha recordado que Churchill decía que el Dry Martini que prefería se preparaba con la ginebra en una copa y "mostrando" la botella de Martini, por lo visto era suficiente con los rayos de luz que traspasaban el vermú y llegaban a la ginebra.
    Perdona, muy largo, ¿verdad?
    Un beso, inteligente autora.

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