Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

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domingo, 11 de octubre de 2015

Diario de unos tacones con navajas.

Lunes: Tacones puntiagudos a juego con el pintalabios carmesí. Medias negras que terminan donde comienza el vestido. Cubitos de luces, bailes lentos, oscuridad bajo las estrellas y una luna menguante traviesa observando cada sucio beso que le doy al moreno de ojos azules mientras me sube a la mesa de aquel oscuro rincón del bar, un polvo pegajoso, intimidante y sin intimidad.
Martes: Botas y camisa largas, medias de rejilla y muy poca vergüenza. Chupitos de todos los licores, besos a cambio de ciertos favores, la luna imperceptible cotillea con las estrellas sobre el temblor de mis piernas contra el parachoques del volkswagen, se ríe cuando me largo con el coche de aquél rubito de ojos vidriosos.
Miércoles: Ligueros nuevos, zapatos viejos y unos vaqueros estrechos. La Luna creciente observa mis besos melosos y mis ojos lujuriosos gritar "¡Oh dios mío!" Por la ventana de aquel lujoso hotel del que me fui sin pagar antes de que amaneciera, con el australiano que conocí hace un par de semanas en un garito.
Jueves: Las medias del lunes ahora rotas, un escote inexistente y muchas ganas de emborracharme y convertirme en un cubito que desaparece en el whisky.
Unos ojos esperanzados y vírgenes en estas noches de lunas crecientes me mira desde la mesa de billar y me invita a todo lo que quiera, el alcohol hace el resto, me despierto enfurecida y le robo hasta el último aliento haciéndole llorar de miedo frente a mi glock semiautomática cuando me voy reventándole la casa. Le doy una lección "No confíes en una mujer que sale sola por la noche".
Viernes: Hoy sí, hoy llevo lencería debajo de una gabardina que compré con el dinero de mi último negocio sucio. Llevo el color sangre en mis labios que sonríen sin parar de beber, mi tabique se revuelve entre tanta fiesta, los ojos me enloquecen de sobreexcitación.
Unos rizos azabaches, unas curvas vertiginosas, voces graves que bailan con las agudas y más manos de las que sé contar. Me despierto en mi cama, sin recuerdos pero con marcas.
Sábado: Tengo los poros abiertos como si una broca hubiera hurgado en ellos, no me quedan fuerzas para ensuciar más sábanas ni ganas de besar más mentiras. 
Te llamo, pero no me lo coges, e intento inútilmente pegarme un tiro. 
Me ducho durante horas y me restriego con un estropajo de metal hasta arrancarme la epidermis y sangrar hasta limpiar mi sangre de blanca felicidad.
Te vuelvo a llamar, pero no me lo coges, y me envías un mensaje "Por favor para, ya no sé puede cambiar nada".
Llamo a tu hermana y me tiro a sus brazos como si sus labios pudieran llegar a saber a los tuyos. Ella me recoge, es dulce, hermosa, cálida y tremendamente triste. Ella llora cuando me mira a los ojos, cuando encuentra a mis pequeños. "Ni siquiera sabes que acabas de hacer ¿verdad?" Se va llorando y yo me quedo mirando al techo, ¿Qué cojones pasa? La Luna ni siquiera ha salido todavía.
Domingo: La rubia viene a sacarme de la cama por los pies, tiene los ojos tan hinchados como la vena del cuello y oigo como grita por los labios pero no escucho su voz. Rebusca entre mis cosas y quema todo lo que tiene tu nombre, tira por el váter a mis pequeños, y se bebe mi whisky mientras me mira con asco.
"¿Sabes qué día es hoy?" Como si fuera gilipollas. -Domingo. Dame un trago. 
-No te voy a dar una mierda, ¿Qué pasó ayer?
-No me cogió el teléfono.- Resopla, intenta calmarse, deshecha la idea y me grita -¡No puede cogerte el maldito teléfono!
No entiendo que quiere decir, ni porqué tiene que estar todo el mundo tan enfadado conmigo, sólo hemos tenido una mala época, sólo he hecho un par de cosas que no debería, pero yo le quiero, de verdad, él lo sabe. Lo sabe, nunca le engañaría pero es que no sé estar sola, simplemente no sé.
-¿Qué pasó ayer? Joder, Rita ¿En qué coño pensabas?
-¿Por qué no me lo coge rubia? ¿Por qué?
Se acerca a mí mientras apura mi whisky, es una alcohólica disimulada pero usa un arma mejor que yo pinto una raya. -Dame tu pistola.
Niego con la cabeza. -No la tengo ya. La vendí en un moro hace unas semanas.
La rubia enfurece y sus cabellos de oro se encienden como el fuego mientras sus ojos oscuros me amenazan con sombras. Sorprendentemente, se calma, de repente. Aprieta sus gruesos labios y me mira con los ojos rojos y cansados. -Eso fue hace semanas.- Una voz dulce, estricta y calculada intenta decirme algo que no llego a comprender. -La psicóloga te dijo que escribieras lo que ibas haciendo, lee esta semana. Encuentra tu pistola y dámela antes de que te lleve la policía.
-Ya no eres la que eras.- Le digo sin mirarla, el uniforme la ha cambiado, ahora no me entiende. -¡No tengo la puta pistola rubia!
-Mierda Rita, dame el puto diario.- No alza la voz, intenta calmarse pero quiere pegarme con el puño cerrado en la cara y reventarme la nariz, lo sé, le encanta el ruido del tabique rompiéndose, el espectáculo de la sangre brotando.
-¿De qué hablas rubia, es que estás borracha ya? Yo no tengo ningún diario.
-Son las siete de la tarde, hoy no trabajo, sí, he bebido, porque antes de venir a verte es necesario beber, hay que tener un estómago a prueba de balas para verte la cara destrozada y este piso encurtido en mil batallas. Tienes un diario, sino, no sabrías ni que día es hoy. Déjalo, lo busco yo .
Es verdad, recuerdo escribir que día era en una libreta negra pero no recuerdo porqué.
Viene con una pistolita semiautomática que no es mi glock ni de lejos. -¿Has perdido el gusto por las buenas armas o el dinero? -Me sonríe con sorna, con asco y con pena.
-Rita, supéralo. Se murió hace tres meses. Por eso no te lo coge, el teléfono lo tiene su madre, me ha llamado, dice que dejes de molestar a su familia, que ellos están viviendo su propio drama, que no necesitan ocuparse además del tuyo. Tienen razón.
-...
-Rita, ¿Sabes qué pasó ayer, o vives en aquél sábado todavía?
-...
-Lávate, te irás de aquí unos días, tómatelo como unas vacaciones, pero sin sexo, drogas y rock and roll.- Se ríe, a mí no me hace ni puta gracia, ¿Se piensa que estoy loca? ¡No estoy loca! Me drogo. Me esnifo hasta la harina si se me derrama en filas. Pero no estoy loca, lo intento, intento pensar que vivo en un pasado muy pasado, pero no funciona, intento pensar que vivo en un futuro paralelo donde no lo he perdido, ¡Pero no funciona! -¡SE MURIÓ!-Y me echo a llorar.
-Fue mi culpa, tiré todas sus cosas a la calle, lo empujé a dormir con las navajas y las drogas, no le quise perdonar y ahora él nunca me podrá perdonar.
La rubia se agacha mientras se recoge el pelo respirando profundamente, y con esa frialdad extrema que acojona hasta a los capos de la isla me dice: -Como vuelvas, a decir eso otra puta vez, te juro, que te estampo esos herpes que tienes por labios contra el suelo hasta que te desangres como los cochinos de mi pueblo en la fiestas ¿Entendido?-
Asiento, la he visto así mil veces, pero jamás pensé que sería así conmigo.
-Se murió porque fue gilipollas, en una mala noche decidió meterse más de lo que debía y discutir con quien no podía. Y a no ser que quieras ir al infierno de los gilipollas será mejor que tú dejes de comportarte como una, te levantes, recojas lo que te quede de dignidad y dejes que yo arregle el resto.-

La miro a los ojos, y lo sé, esta es la última vez. No va a volver a intentarlo, ya ni siquiera sabe porque debe ocuparse de mi, me enfurezco, pero la rabia me sale en forma de lágrimas. -Vete a la mierda.
Se levanta, digna, soberbia y prepotente.- Iré a poner flores a tu tumba.
-Déjalo, prefiero que me incineren o me coman los lobos antes de admitir tu falsa caridad.
Me mira con asco y odio, me tira la pistola a los pies (no sin antes descargarla en el acuchillado parquet). Niega con la cabeza como quien tiene la respuesta a todo pero no ganas para responder. Y cierra la puerta sin mirarme.
No necesito su caridad obligada, no sabré lo que hago, pero por lo menos hago lo que quiero hacer.
La idea de ir al mismo infierno que él, bueno, no sé me había ocurrido, pero es fantástica.
¿Debería matar a alguien? ¿Drogarme más? ¿Tirarme a la Luna, al Sol?  Bueno, probaré con todo. De todos modos ya es lunes, la Luna está llena y el murió la madrugada de este domingo, tengo tiempo.

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