Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

jueves, 22 de enero de 2015

Aúllo a la Luna, sólo a ella le puedo querer

Cuando el invierno era otoñal y el frío sólo se sentía dentro de nuestro corazones, me hice una promesa.
Cuando todavía no sabía ni con qué mezclar el whisky ni qué era mejor para desayunar con el vodka.
Cuando era algo más baja, algo más rubia y algo más tonta, me hice una promesa.
No volver a llorar nunca más por él. Por ese él, que cambiaría de forma y persona pero no de determinante. Siempre él.
Y yo me hice la promesa de no volver a llorar nunca más por ningún otro él, por ningún otro.
Sería esta la primera promesa que me haría sólo a mí y no le contaría nunca nadie hasta ahora.
Pensé que sería mucho más difícil, porque la coraza de mi corazón ya había sido desvalijada, pero mi corazón había quedado tan sumamente empequeñecido, encendido y escondido que nadie ha sabido volver a encontrarlo sin quemarse. Puede que no sea de hierro, y es que a veces nos creemos más fuertes de lo que somos, y otras veces sólo nos creemos más.
No, mi corazón no es de hierro, no, no pude crear una coraza de acero, simplemente lo escondí y lo mantuve incandescente, sin curarle ni una sola célula, sin pegarle ni una sola capa más de tejido. En carne viva.
Y ahí permanece, solo, escondido y alumbrándose así mismo con su propio fuego y calor. Solo, caliente y escondido pero entero, solo, caliente y escondido entre tanta oscuridad pero sin más roces ni heridas.
Quiero dedicarle estas palabras a esa yo que era unos centímetros más baja, un par de tonos más rubia, algo más tonta y que sólo bebía cerveza y vodka. 
Enhorabuena, tu corazón está entero, tus lagrimales intactos. No has vuelto a llorar por dolores de corazón. No has vuelto a sufrir ni una sola vez por amor. Has seguido hacia arriba, más rápido que los que enamorados, has vivido la vida plena y con una constante felicidad, has sido más fuerte, has sido más lista y más cruel.
Enhorabuena, porque te prometiste no volver a enamorarte, y a pesar de todo, no fue tan difícil, dicen que no se elige, pero enséñales tú como se hace para huir del amor.
A veces, casi, casi, pero no, el corazón se prendió cual llama incandescente y le quemó. Después aprovechando el despiste huyó y volvió a esconderse en otro rincón oscuro y frío.
A veces, casi, casi, pero no, tu corazón vio que venía el golpe y se apagó, para que permaneciese frío, impasible, sin pasión ni dolor.
A veces, casi, casi, pero no, se fueron antes de seguir esforzándose buscando, no a todos les gusta el escondite.
A veces, casi, casi, pero no, se fue corriendo asustado hasta la punta del dedo meñique de tu mano izquierda.
Así que enhorabuena, bebedora aprendiz, futura alcohólica, futura ex-alcohólica, nunca más volverás a llorar por amor. Por él, por ningún otro. Nunca volverás a querer ni dejar de querer, nunca más volverás a sufrir tanto, ni dejar de sufrir tampoco.
Aprendimos a aullarle a la Luna,
porque es a la única que supimos y pudimos amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario