Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

jueves, 25 de septiembre de 2014

Si por lo menos te pudiera odiar.

Si me pongo a pensar en que algún día me quisiste no puedo más.Y tengo que dejar de respirar unos minutos antes de querer llorar.
Si me pongo a pensar que todo lo que vivimos significo tanto para ti como para mí, entonces no puedo ni recordarte. 
Que sólo tú nombre pase entre las líneas del libro de mi vida y yo me pierdo buscándolo por las todas las páginas de un blanco desgastado, y me vuelvo loca hasta perder la vista y deshacerme entre tintas.
Que no puedo ni vislumbrar el color de tus ojos cuando veo el arco iris porque me deshago en anhelos de ti.
Que no puedo, no puedo, ni siquiera recordar un día después de conocerte porque me duele.
Que la vida me duele.
Pero más me duele tu recuerdo, tu existencia, tu ausencia.
No puedo ni pensar en olvidarte porque me liaría con mis pensamientos y acabaría recordando que te quiero tanto que olvidarte no tendría sentido.

Que la lluvia no te impida respirar.

Si llueve, ¡quedémonos en el mar viendo como se juntan las dos agua!
Si llueve ¡Beberemos un trocito de cielo!
Si cae una tormenta, lavaré mi ropa en una calle cuesta abajo.
Que si llueve me limpiaré las heridas con el agua de las nubes.
Que si llueve me desmaquillaré los miedos.
Que si llueve, permaneceré bajo esas lágrimas fundiéndose con las mías. ¡Y ya no me quedarán lágrimas saladas!
Quiero saborear las lágrimas de las nubes, quiero bañarme en ellas.
Que nada desaparece por un poco de agua y no vuelve a aparecer con mucha más.
Y si llueve tanto que diluvia, tanto que hay que salir por la ventana no te preocupes, sabes flotar.
Vámonos al mar.
Vamos a ver desde las profundidades como llueve desde dentro de la tierra.
No hará frío si te pones a nadar, no habrá miedos si te pones a luchar.
Déjate llevar por la marea. 
Que las nubes decidan, que el viento te dirija.
Que nunca más la lluvia te impida salir de esa puerta contrachapada.
¡Nunca más!
Si caen truenos aléjate de los árboles altos.
¡Que el ruido no te asuste!
No es el mundo el que ruge contra ti, sólo son truenos. Porque el cielo quiere llorar.
Respira debajo de ella, nunca notarás las calles más limpias, el aire más puro.
Solo es incómodo sino te quieres mojar.
Pero es agua, ¿sabes? Ella no te va a hacer daño queriendo.
No te protejas de la lluvia, porque si te proteges de la lluvia ¿Qué te queda por vivir?
Deja que caiga sobre ti.
Su furia, su ira, su calma, su vida, nótala.
¡No te protejas de la lluvia, ella no se protegerá de ti!
Vívela.
Siéntela.
Porque si le huyes a la lluvia... ¿A qué te vas a atrever? ¿A qué te vas a poder enfrentar? ¿Cómo vas a luchar?

martes, 23 de septiembre de 2014

Por no saberte querer

Cuantas veces me habrán dicho tus ojos "Deja de intentar quererme", así, con esa mirada triste, con esos ojos oscuros como pozos.
Cuantas veces me habrán dicho tus ojos deja de luchar. Por esto. Por todo.
Cuantas, cuantísimas veces tuve que aguantarte la mirada diciéndome mentiras, odiándome por no quererte mentir, por intentarlo y no saber.
Y yo, que quiero ser más fuerte y quererte más blando.
Y no me sale decirte que no.
Cuantas veces me han hecho sentir culpable tus ojos inundados como dos pozos.
Recordándome lo poco que puedo hacer por nosotros.
Lo mal que te quiero.
Y yo pongo mi corazón por delante del pecho para demostrarte que te doy más de lo que me puedo dar a mí.
Y tus ojos siguen mirándome como dos pozos mohosos.
Y me preguntó que hacemos juntos, porqué aguantamos las mentiras indiscretas, los besos en la espalda de otros, los puñales debajo de nuestro techo.
Y tu sin mirarme ya me lo dices todo, que no, que no puedo, que no sé, que no tengo fuerza ni valor.
Y tus pozos profundos empiezan a estancarse.
Y yo quiero enloquecer, y la casa enloquece conmigo, que mis ojos oscuros se vuelven como la noche.
Y arranco todo lo que nos une, ¡Yo quiero salir de aquí! ¡De nosotros! ¡Déjame salir! ¡Déjame luchar! ¡Déjame fracasar sin ti! ¡Déjame morir o desvivirme pero déjame!
Y tus pozos empiezan a crear formas y sombras al fondo, tus ojos empiezan a oler a podrido.
Y a mi me da miedo.
Y entonces me deshago en lágrimas, vienes tú y me abrazas.
Y me derrito como el chocolate que hay en tus ojos y mis lágrimas se convierten en vapor de agua.
Y vuelven a decirme tus ojos que deje de intentar quererte, así, con esa mirada triste, con esos ojos oscuros como pozos.














¿La mar o el mar?

El mar.
El mar es alrededor de un 70% del planeta, un líquido transparente formado por hidrógeno y oxígeno salado con vida subacuática.
El mar es esencial para la vida en la Tierra, el mar es eso que junto a la arena forma una playa en la que los domingueros van en cuanto sale unos rayitos de Sol y sin usar la sombrilla verde y blanca que plagan las playas empiezan a tostarse cual barras de pan en un horno. 
A mojarse, a chillar, a chapotear con la espuma y en cuanto un ápice de vida subacuática les roza en los pies, salen del agua aterrados.
La mar.
La mar es la capa de la tierra que baila entre azules y verdes.
La mar es poesía cuando oyes al viento rugir a través de sus olas.
La  mar tiene en la piel el poder de curarte las heridas y en las profundidades miles de secretos que sólo los barcos hundidos conocen.
La mar es la que te muestra sus hijos, sus gigantes criaturas, sus pequeñas crías, y los tocas con más admiración y deseo que miedo.
La mar no tiene playa, tiene horizontes.
La mar no tiene leyes, tiene sugerencias.
La mar es femenina porque es la que da la vida.
Y quien aprende a amarla, se olvida del mar, de la playa, de las sombrillas verdes y blancas y del peligro de sus olas.
Por eso quien la quiere ya no la deja escapar.
Y es que hay que amarrar fuerte lo que se quiere, aunque sea un amor imposible.

lunes, 8 de septiembre de 2014

La vida sin ti.

Me tiemblan las manos escribiendo estas palabras, tanto, que sin corrector no podría escribir nada.
No oigo mi llanto, pero lo noto en mi garganta, me quema en las retinas.
Las noto al borde de la ebullición, de la explosión.
Me lavo la cara pensando que así dejaré, aunque sea un momento, dejar de llorar, y al secarme la cara la toalla amarilla sigue oliendo a ti, y yo me hundo en ese instante otra vez.
Es un bucle infinito, cuando intento levantarme en el camino ya me he vuelto a derrumbar.
Iba a escribir rredumbar.
Para que veas que ni escribir me sale.
Las sílabas se me juntan y las letras hacen un baile macabro en el fondo en negro.
No dejo de mirar a la ventana, bueno, a las ventanas, por si vuelves, aunque sé que no vas a volver.
Te oigo gritar a lo lejos pero por muy lejos que corra no me acerco a tus gritos.
No hay alcohol ni pastillas que me calmen este dolor. 
No las merezco.
No merezco dejar de sufrir.
No merezco la vida sin ti.
Oigo el eco de tu vida dentro de mí, y me pregunto que significará eso... Mierda vanidosa de un poeta frustrado, supongo.
No me funcionan los sentidos sin ti, no me funcionan los órganos sin ti y lo más preocupante, no me funcionan las letras sin ti.

La última noche bajo nuestras sábanas.

Bajo nuestras sábanas.
En el nicho de nuestra cama.
Se escribe sobre nosotros nuestro futuro,
incierto y oscuro.
Bajo la sombra de la última rama.
Escuchando bailar al filo de nuestra espada.
Gritan los vecinos con sus escopetas.
Balazos en los marcos de nuestras puertas.
Será nuestra tumba, nuestra casa.
Nos arrancarán el alma con sus dagas.
Lo que por ser felices hicimos.
Todo lo que consumimos, lo que robamos, lo que rompimos.

Bajo nuestras sábanas.
Se escribe el epitafio en el cabezal de nuestra cama.
"Hasta que con la muerte
despedimos a su suerte".
Destruidas han quedado las salas,
por la luz de la Luna que las tala.
El próximo Sol creará nuestro infierno,
las balas romperán todos nuestros sueños.
Te abrazo, si voy a morir quiero morir queriéndote.
Te beso, si voy a morir quiero morir amándote.
Tranquila, la droga hará que nos vuelvan a crecer las alas,
¡No podrán con nosotros sus balas!
Te abrazo, no voy a morir fallándote.
Te beso, si voy a morir que sea protegiéndote.

Bajo nuestras sábanas.
Se acerca Ella con su guadaña.
Y aquí le espero.
Pidiéndole clemencia.
Y aquí le rezo.
Sufriendo por tu ausencia.
Lucifer está detrás, riéndose.
Oigo nuestras alas entonces, rompiéndose.
Es el fin.
Ni nuestra espada.
Ni nuestras sábanas.
Ni la última rama.
Ni las miles de dagas.
Es el fin.
Te quiero.
Pero tranquila, nos veremos de nuevo en el infierno.