Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

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martes, 4 de marzo de 2014

El poder del mar.

-¿Oyes eso? Cierra los ojos, y escucha lo que el mundo quiere decirte, apaga tu mundo interior, y escucha.
Es lo más bonito que vas a oír jamás.
Lo fue. Escuchaba la calma, el viento bailando con mi pelo, el agua danzando tímidamente, lo noté, como el mundo me decía que había hecho lo correcto, como de mi alma se iban todos los miedos y las barreras.
-Ahora concéntrate más en el exterior.
Y escuché esos cantos de sirena, que me embelesaron, me marearon de placer, me cubrieron de gloria, me besaron, me enloquecieron y empecé a notar como desaparecía todo lo que había sido, con aquellos cantos de sirena.
-Ya puedes abrir los ojos.
No puedo explicaros la imagen de aquello, no existen palabras para explicarlo, ¿Has visto una imagen de un cachorro de tigre blanco, un bebé riendo, la luna, la tierra desde el espacio? Pues más. Mucho más. El mar era de un azul pardo y la luna dejaba en ella reflejos plateados, las sirenas brillaban hasta más que la luna y sus cabellos parecían hechos de piedra preciosas ligeras como una pluma, las estrellas les hacían un marco de luces, enfocando a cada una de ellas conforme cantaban, sus escamas eran cristales de terciopelo y seda, y sus colas bailaban al ritmo de sus voces. 
Pasamos muy lejos de ellas y a mí se me hicieron centímetros, irresistibles, lujuriosos y dolorosos.
-Cierra los ojos rápido o no volverás a moverte de aquí.
No quería cerrarlos, así que me los cerro él, caí al suelo temblando de expectación, él se agacho conmigo sonriéndome burlón. -¿Demasiado fuerte? Negué con la cabeza -Demasiado perfecto.
Asintió. -El mar es demasiado perfecto, pero tranquila, yo dormiré contigo cada noche para que no te pierdas, no dejaré que te enamores de ninguna estrella, que te cautive ninguna ola, ni que enloquezcas por algún tesoro. Te lo prometo.
-Y, ¿quién velara por ti?
Prometo que lo pregunté realmente asustada, pero él siempre sabía que decir: -Yo ya conozco al mar, a las estrellas y a los tesoros, y solo me han enamorado, me han cautivado y me han enloquecido esos ojos chocolate con los que me miras.

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