No puedes llegar a creer que los valientes tienen miedo. Naciste con complejo de superhéroe. Naciste con el miedo de morir sin salvar el mundo. Creciste y tú odio hacia los cobardes que no te ayudaban a cambiar el mundo te hacían valiente, detestabas tanto a los cobardes que nunca pudiste pensar que tú serías cobarde.
Y ahora sientes miedo, si, miedo. A perder lo que nunca tuviste, a perder la oportunidad de ser otra persona que quizás podrías haber sido si te hubieras concentrado más en amar que en odiar.
Tienes miedo, y tus sueños nacen de ese miedo, miedo a perderlo todo. A todo lo que tienes, a todo lo que te pertenecía y todo lo que jamás fue tuyo. Tienes miedo a manchar tu bandera de sangre de los tuyos. Tienes miedo a que se vayan al frente sin haberles dicho que les quisiste algun día. Tienes miedo a creer en tus sueños, tienes miedo a tener que elegir un sueño. Tienes miedo a quererles.
Y mientras tu valor se hace grande, más miedo tienes a tener que olvidar que podrías haber llegado a quererlos algún día. Y cada vez que recuerdas que son parte de ti, te entran ganas de llorar, de recorrer los miles de kilómetros que te separan, abrazarles y pedirles perdón. Perdón por haber elegido salvar otra bandera.
Un superhéroe salva al mundo entero, pero los superhéroes no existen.
No tienen miedos porque son perfectos, las personas no somos perfectas y siempre tenemos miedos.
Las personas valientes siempre van a tener miedos, y yo como todos tendré que luchar cada día de mi vida por ignorar el miedo, aunque me apetezca gritarles que les quiero y que aunque estén lejos, aunque no les entienda, aunque no los haya visto nunca. Les quiero, con todo mi corazón, mi pequeño corazón de valiente con miedos, con toda mi alma cobarde y orgullosa. Les quiero, y jamás podré hacerles daño, jamás podré dejar de quererles.
Quiero dedicarle esta entrada a Susana Aznar, que siempre sigue cada paso que doy en el complicado mundo de la literatura, gracias por apoyarme. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario